Opinión

Flexibilidad laboral: un eje estratégico para las empresas

04 junio 2019

Olga Pizarro ha trabajado con diversas agrupaciones de mujeres en Chile para fomentar el emprendimiento femenino y apoyar el desarrollo del segmento más vulnerable. En esta columna, comenta los retos que representa el proyecto de modernización laboral para las empresas, el que sin duda pasa, primero por cambiar la cultura corporativa.

En mayo, el gobierno de Sebastián Piñera presentó el proyecto de ley de Modernización laboral, el que contempla, entre otras cosas, nuevas indicaciones en materia de adaptabilidad de la jornada laboral. El objetivo del proyecto es avanzar hacia mayores alternativas de flexibilidad, que permitan conciliar de mejor manera el trabajo con la vida personal. Para ello se ha incorporado, por ejemplo, la posibilidad de pactar horas de trabajo mensuales –en vez de las 45 semanales– que podrían ser distribuidas de forma diferente cada semana o que la jornada sea de lunes a jueves, previo acuerdo con el empleador.

El Ministerio del Trabajo ya había impulsado otras iniciativas para fomentar la flexibilidad laboral en las empresas, como el proyecto de ley de teletrabajo o los Pactos de Adaptabilidad. Todas ellas, con el espíritu de aumentar la participación laboral de las mujeres en Chile, que hoy corresponde al 48,9%, según datos del Boletín Estadístico de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas, correspondiente al primer trimestre del año.

Adoptar estrategias de flexibilidad laboral, como el trabajo a distancia o la posibilidad de acordar distintos horarios de entrada y salida, sin duda puede abrir nuevas oportunidades de desarrollo para las mujeres y aumentar la productividad de las empresas. Sin embargo, si hablamos de flexibilidad solo para las mujeres, para que estas se hagan cargo de los niños y de las responsabilidades del hogar, seguiremos perpetuando los roles de género y las trabas de la discriminación.

Esto tiene que ser, en primer lugar, flexibilidad para todas y todos.

Es importante entregar por parte de las empresas y el Estado facilidades tales como habilitar espacios para trabajar desde sus casas partes de las jornadas (sin precarizar el trabajo), resguardando salud, derechos de sala cuna, además de otros elementos considerados en jornadas tradicionales,

Por otro lado, es importante que la cultura corporativa avance al mismo ritmo que las nuevas posibilidades del trabajo. Si no, es muy probable que estas ideas queden solo como buenas ideas y no se conviertan en verdaderas alternativas para los trabajadores y trabajadoras. Si aún hay empresas en donde es mal visto que te vayas a la hora o que llegues un poco más tarde por algún compromiso personal, difícilmente será posible que estas nuevas condiciones laborales se plasmen en beneficios concretos para los equipos.

Para que esta modernización laboral sea realmente efectiva, la flexibilidad debe ser considerada como una forma de trabajo diferente, que involucre a la organización completa. Los gerentes, los administradores, los dueños de empresas pueden pensar este tema estratégicamente, anticiparse a los cambios y proponer ideas creativas para sus equipos. Nos va a costar acostumbrarnos, se requieren esfuerzos más allá de la ley para su implementación, pero este proyecto abre el debate para seguir avanzando.

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